Gurumayi Chidvilasananda

Gurumayi Chidvilasanda
Gurumayi Chidvilasanda

Gurumayi Chidvilasananda, es un Siddha Guru.

Un Siddha Guru es un maestro espiritual, cuya identificación con el Ser Supremo es ininterrumpida. La cualidad única e inusual de un Siddha Guru es su capacidad de despertar la energía espiritual –kundalini– en los buscadores, a través de Shaktipat y de guiarles en su caminar hacia su propia realización.

Gurumayi, que ha recorrido el sendero de Siddha Yoga bajo la guía de su Guru, Baba Muktananda, recibió el poder y la autoridad del linaje de Siddha Yoga de él, antes de que el falleciera en 1982.

Ella es conocida también como Swami Chidvilasananda. La palabra “Swami”, significa monje o sannyasi: persona consagrada que ha realizado votos a la vida monástica.

Ella enseña el mensaje de los Siddhas de que la experiencia de la conciencia divina se puede alcanzar en este cuerpo humano. Gurumayi constantemente nos dirige hacia nuestro interior, donde este estado es tan posible como accesible.

Como Siddha Guru, Gurumayi, lleva a cabo su misión de despertar a los buscadores a su propio potencial para alcanzar la iluminación al otorgar Shaktipat. A través de sus enseñanzas y escritos, y a través de los eventos de enseñanza y aprendizaje y las prácticas y herramientas de estudio de Siddha Yoga, guía a los estudiantes en su viaje místico hacia Dios, ayudándolos a ir más allá de sus limitaciones y alcanzar la meta.

Gurumayi expresa un gran amor y reverencia hacia los niños como los portadores de nuestro futuro y ha escrito libros y canciones expresamente para ellos.

Sus enseñanzas se han hecho accesibles para buscadores de todas las edades, alrededor de todo el mundo, en muchos idiomas, gracias a la labor de la Fundación SYDA. En su Mensaje de Siddha Yoga para el año 2003, Gurumayi describe la esencia de su visión para todos los seres humanos:

«En verdad, el regalo de la vida debe ser siempre reconocido y nunca dado por hecho. ¿Por qué es tan preciada la vida? En la filosofía de Siddha Yoga, reconocemos que en esta vida humana es donde tenemos una oportunidad única. Podemos transformar una percepción ordinaria de este universo en una visión extraordinaria. Estar en este planeta y contemplar el universo desde la perspectiva divina es la señal de un corazón iluminado. Hacer el mejor uso de esta visión de la mejor manera posible es el deber más elevado de un ser humano.»

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